Conocía a Máxim Huerta por sus apariciones en los diversos programas de televisión, nunca había sentido interés en realidad ni por él ni por sus obras, pero un día de esos en los que no sabes que leer y vas a la biblioteca en busca de algo que te haga pasar unos momentos desconectada de la realidad que envuelve nuestro día a día (muchas de las historias cotidianas narradas por vía televisiva por el autor del que va este post) descubrí entre los estantes una portada que llamó mi atención.
He de confesar que suelo darle mucha importancia a las portadas de los libros a la hora de decidir si debo leerlo o no. Se que esta mal. Y que como dice mi madre día tras día, lo importante no es la primera apariencia sino lo que contiene dentro de ella.
Pero a pesar de ello, la verdad, es que sigo guíandome por la primera impresión que un libro me da.
Y entre estos libros encontré uno que llamo mi atención, la portada no es en sí llamativa, es sencilla, pero me recordó a un viaje que realice a Londres el año pasado, donde en una de las visitas al National History Museum pude contemplar entre las vitrinas las mismas caracolas y objetos marinos que encontré en la portada de El susurro de la caracola. Y por ello, sin leer ni la sinopsis decidí que ese libro era el elegido.
El libro me ha sorprendido muchísimo, sobretodo por las descripciones tan precisas que proporciona Máxim. Permitiendonos profundizar y sentir todo aquello que Ángeles, la protagonista de esta obra, sufre palabra tras palabra.
En los primeros capítulos del libro, simpatizas con ella, todo el mundo alguna vez en su vida ha sentido fascinación por otra persona, no necesariamente con el requisito de que esta persona fuera famosa, ya que también puedes sentir esa necesidad de conocer todo sobre otra persona, por ejemplo, por el primer amor de una persona.
En los siguientes episodios, esa fascinación y "enamoramiento" que Ángeles siente por Marcos Caballero, llevan a pensar que de algo que interiorizamos como normal en la relación entre seguidora y famoso, pasa a convertirse en algo realmente preocupante, ya que la obsesión por esta persona lleva a Ángeles a actuar de una forma no muy legal que digamos.
Lo que más me ha sorprendido del libro, es que a lo largo de todo el libro yo me imagine un final que no tenía nada que ver con el que realmente el autor del libro narra, por ello, me descolocó y consiguió que la novela acabara por gustarme más aun de lo que ya me gustaba.
Creo que en este libro, Màxim Huerta hace una crítica a través de la descripción de los personajes y de los entornos. Por un lado, del contexto social en el que vívimos, donde una persona pasa totalmente desapercibida entre tanta gente y sobretodo en las grandes urbes, donde nadie conoce a nadie, y que por ello, muchas veces nos sorprende las acciones que los individuos realizan en la sociedad, y que catalogamos de " nos ha pillado de sorpresa, no entendemos lo que ha podido pasar, si era una excelente persona".
Y por otro lado, narra la cotidianidad de la vida a vida de las personas, que tal y como anotó en la descripción de mi post y señala una de las canciones más escuchadas en mi mp3 " la vida es aquello que pasa mientras tu haces otros planes" y en las descripciones que Màxim hace de las observaciones de la vida cotidiana de los sucesivos personajes que aparecen en la novela, me transmitía esa sensación, que si te paras a observar es muy familiar para todos los individuos y es la de que todos los días son como un " deja vú". Te levantas a la misma hora, sales a la calle y te encuentras a la misma hora día tras día a la señora que sale con prisas porque llega tarde al trabajo, el señor que sale a las 8 de la mañana a pasear al perro......
Luego de leer este libro, y la curiosidad que me había dejado en el cuerpo tan positiva y reflexiva, decidí leer algó más del autor, por lo que al día siguiente, ya que El susurro de la caracola lo leí en menos de 8 horas, visité al biblioteca para hacer un intercambio de libros, y fui a parar con Una tienda en París, he de señalar que sino hubiera sido por el anterior libro, no habría recaido en este, por lo menos en esta biblioteca, ya que no tenía portada, o bueno si, pero en este caso era totalmente negra, sin substancia, ya que la portada verdadera había sido guardada en los archivos de la biblioteca por miedo a que alguien se la pudiera quedar, así que tuve que buscar en google como era la portada para llevarme una idea previa de lo que sería el libro. Y era la imagen de una mujer (después descubriría con la lectura de este libro, que eran por un lado Alice Humbert y por otro, Teresa) frente a la entrada de un local que no se sabe de que es ( tal y cómo indica el libro seguramente una tienda) y que tiene un cartel a la parte baja de la izquierda igual que el que te puedes encontrar en la tapa interior del libro que señala " Aux tissus des vosges . Alice Humbert. Nouveautés).
La cita que encuentras en la primera página tiene mucho significado para la historia y dice lo siguiente " siempre hace falta un golpe de locura para desafiar un destino" y es de Marguerite Yourcenar.
A diferencia, de El susurro de la Caracola, este libro me costó más pillarle el punto, la historia no conseguía que me identificara como el anterior si que lo había hecho, a pesar de que me parecía super interesante las descripciones de París y de la época de Alice Humbert que realiza el autor, y sobre todo de las relaciones entre géneros que esa época se vivían entre las mujeres y los hombres.
Creo que busca transmitir, que no todo en esta vida esta perdido, y que todo el mundo tiene una segunda oportunidad, aunque el final me dejará un poco con la sensación de " Oh, Màxim vamos que te has liado un poquitin, esto ni en los culebrones, que justito que ahora venga este y aparezca y todo acabe en final feliz" pero bueno.............
Por cierto, y por último, me encanta la recurrencia en sus obras de Màxim de que alguno de los personajes de la novela colecciones objetos, Marcos Cabellero y su colección de caracolas, y Teresa y su colección de retales de vestido.
" Los únicos límites que uno tiene son aquellos que no se impone a sí mismo"
Màxim Huerta. Una tienda en París. Pg. 90.